Castor y Pollux, nombres mitológicos

Escrito por Capra Alpina.
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Según la mitología, Castor y Pollux fueron hermanos gemelos nacidos de la misma madre pero de padres diferentes. Uno era mortal (Castor) y el otro inmortal (Pollux), sea como fuere siempre han velado por los navegantes y han sido honrados tanto en la mitología griega como en la romana. Según Plutarco, como Castor y Pollux no hay hermanos mejor avenidos, ni que figuren con más leyendas después de muertos que en vida. Nuestra última ascensión del verano en los Alpes quisimos que fuera especial y no tenemos ninguna duda de que lo fue.

 

Son nuestros últimos días en los Alpes y hemos decidido acercarnos al Valle d´Ayas, ascendido hasta el último pueblo que no es otro que Saint Jacques (1689 m.). Son las 14:30 h. y nos sentamos en la terraza de un bar a comer, el día no es malo pero las nubes nos impiden ver las montañas, aunque somos conscientes de la cercanía de algunas cimas que nos gustaría ascender. Entre broma y broma surge la idea de realizar una última ascensión antes de volver a casa y aunque parece clara la elección, miramos una y otra vez los mapas. Son las 15:00 h. y por fin tenemos claro lo que queremos y sin perder más tiempo Beñat llama por teléfono al refugio de Mezzalama (3036 m). No recibimos muy buenas noticias por cuanto que nos insisten que está lleno y no hay sitio para dos más. Tenemos una última posibilidad y marcamos el teléfono del refugio Guide Val d´Ayas (3425 m.), que se encuentra 389 m. por encima del de Mezzalama. Efectivamente, nos confirman la reserva pero nos informan que la cena la sirven a las 19:00 h., teniendo en cuenta que el tiempo estimado en las guías para llegar hasta el refugio es de 4:30 a 5:00 h. y aún y a pesar de correr el riesgo de no llegar a tiempo para cenar, decidimos afrontar el reto. Estamos nerviosos y ansiosos, son las 15:30 h. y todavía estamos preparando las mochilas. Tenemos 1.731 m. de desnivel por delante. Por fin nos despedimos de Marijo y Enara y comenzamos la ascensión.

Las mochilas pesan como si llevásemos piedras pero el ritmo que imprimimos desde el inicio es muy fuerte. La subida del bosque la hacemos en un abrir y cerrar de ojos y justo llegamos a la parte superior, comienza a llover con mucha fuerza. Los truenos suenan como bombas a nuestro alrededor y el cielo está completamente negro. Como podemos llegamos hasta las cabañas del Plan di Verra Sup. (2.382 m.) y nos resguardamos de la lluvia en la entrada de una de ellas. Éramos conscientes de que íbamos a llegar tarde al refugio pero, ahora estando aquí parados, no sabemos lo que podrá pasar. El tiempo que estamos parados se nos hace eterno, una y otra vez miramos al reloj, pero la tromba de agua no deja de caer. Ya han pasado 30´y seguimos igual, el cielo está muy oscuro e incluso la niebla ha hecho acto de presencia, además ha refrescado mucho y el viento sopla con cierta fuerza. Después de 45´ya no podemos seguir parados y decidimos continuar, parece que la lluvia ha perdido intensidad aunque sigue lloviendo ligeramente. El cielo no está tan oscuro y queremos creer que la tormenta ha pasado ya.

Volvemos a coger ritmo y vamos muy rápidos, nos gustaría recuperar el tiempo perdido pero se nos antoja muy difícil, no obstante, no cejamos en el empeño. Según vamos ascendiendo vemos las consecuencias de la tormenta, los riachuelos se han convertidos en ríos de aguas bravas y el suelo que pisamos esta blanco, tal si hubiera nevado, pero lo que ha caído es una granizada impresionante que nos dificulta la ascensión. Parece que el refugio de Mezzalama está cerca, apretamos más el paso, aunque ya de por si es muy alto y conseguimos llegar hasta el escalón donde está situado (3036 m.). Es un refugio de madera, algo viejo y no parece muy grande. Aún y a pesar de habernos dicho por teléfono que no había plazas libres, Beñat entra a preguntar, no vaya a ser que con la tormenta alguien haya decidido no subir, pero sigue estando lleno y no tenemos más remedio que continuar con nuestra ascensión. Son las 18:40 h. y la verdad, a pesar de que hemos estado 45´parados por la lluvia, todavía hemos llegado en mucho menos tiempo del que marca la guía.

Ascendemos la rocosa arista entre zigzags siguiendo los hitos, que rápidamente nos hacen ganar altura. En poco tiempo vemos el refugio de Mezzalama muy pequeño a nuestros pies y por el contrario no llegamos a ver el de Val d´Ayas, a pesar de que estamos convencidos debería ser visible desde aquí. Hemos llegado a una especie de collado que transponemos y entramos  directamente en el Glaciar de Verra. Para poder atravesarlo debemos de cruzar en paralelo de izquierda a derecha. Son aproximadamente unos 300 m. que aunque están totalmente helados, no pensamos que sea necesario colocarnos los crampones dada su poca inclinación, unos 15º, y porque no queremos perder más tiempo. Beñat va con las botas puestas y lo cruza con relativa facilidad, mientras yo voy con zapatillas de treking y me quedo a mitad de camino sin poder avanzar ni retroceder. Poco a poco y tallando unos pequeños peldaños con los bastones consigo cruzar, pero termino con los brazos destrozados. Todo el tiempo que pensamos ganar lo hemos perdido con creces y asumiendo un riesgo totalmente innecesario.

Una pendiente muy empinada de roca suelta, nos sitúa en la base de una muralla equipada con cuerdas y puentes de madera, que sin ninguna dificultad nos dejan en el balcón del refugio de Guide Val d´Ayas (3425 m.). Son las 19:25h. y aún no han comenzado a servir la cena, estamos de suerte. Con todo lo que nos ha pasado, salir tarde, tener que estar parados por la tormenta, problemas al cruzar el glaciar, hemos llegado en un tiempo récord. Una vez confirmamos nuestra llegada al guarda del refugio, nos asigna una mesa para cenar pero de momento no parece que tenemos cama para dormir. El comedor está abarrotado de gente y aunque la capacidad del mismo es de 80 personas, seguro que estamos más. La cena nos sienta muy bien, todo está muy bueno y nosotros que pensábamos hace pocas horas no llegaríamos a tiempo.

Después de cenar Beñat vuelve a preguntar por nuestras camas y le contestan que se las han asignado a dos chicas Alemanas que han llegado un poco antes que nosotros. Irremediablemente nos tenemos que conformar con dormir en el suelo del comedor con los compañeros de las dos chicas Alemanas. Nos facilitan una delgada colchoneta y una manta, pero a decir verdad no nos importa, estamos encantados por estar donde estamos. Alrededor de las 23:00h. nos acostamos en nuestras camas y enseguida nos quedamos dormidos.  

Día 2

Alrededor de las 4:00h. empezamos a notar movimiento de gente y minutos más tarde encienden las luces, parece ser que ha llegado el momento de levantarse, aunque nos gustaría seguir un poco más. En un abrir y cerrar de ojos se ha llenado el comedor y todo el mundo está impaciente por desayunar. Después de la tormenta de ayer tarde, el cielo se ha vuelto a despejar y vemos muchas estrellas. Una vez desayunamos todo lo que nos traen, así como lo que han dejado nuestros compañeros de mesa, recogemos todas nuestras cosas y salimos a la calle, la noche es muy fría. Nos colocamos los crampones, encendemos el frontal y salimos. La marcha comienza en la parte trasera del refugio entrando directamente al Gran Glaciar de Verra, en una zona donde las grietas son abundantes y no es fácil encontrar un camino seguro. Vemos varios rastros de los que nos han precedido y decidimos seguir a una cordada de tres personas (dos hombres y una mujer) que tienen cierta edad. En un par de ocasiones nos vemos obligados a retroceder por cuanto que las grietas que nos encontramos no invitan a seguir. Cuando ya parece que hemos superado la zona más agrietada, Beñat como primero de cordada decide adelantar al trío, dado que nuestro ritmo es superior al que llevan ellos. Cuando va caminando en paralelo con la mujer que va primera en la cordada, para cuando nos damos cuenta desaparece, se la ha tragado completamente una grieta. Sus dos compañeros de cordada reaccionan al instante y consiguen tensar la cuerda pero no hay rastro de ella. Mientras yo aseguro a Beñat, este se acerca al borde de la grieta y consigue agarrar la tapa de la mochila de la mujer, que es de lo poco que se ve, y tira de ella. Menos mal que la mujer no pesa mucho y entre todos la sacamos de un tirón. Se encuentra bien y no parece muy afectada, en ningún momento ha perdido la sonrisa. Parece como si estuviera acostumbrada a caerse en grietas! Nos agradecen nuestra ayuda y nos despedimos de ellos, continuando nuestro camino extremando las precauciones, más si cabe, después de lo que hemos vivido.

Por fin hemos atravesado la zona más empinada y agrietada del Gran Glaciar de Verra y continuamos por buena huella hasta el collado que separa el Castor y el Pollux. Ya ha amanecido y el sol comienza a calentarnos con sus rayos, la gente comienza a amontonarse y nadie parece querer ser el primero en comenzar el ascenso al Castor, mientras otros muchos deciden ir al Pollux. Por fin una cordada de cuatro personas (dos parejas) comienzan la ascensión y Beñat y yo les seguimos y hacemos todo el camino juntos. Los seis ascendemos por una inclinada ladera de 30º a 50º haciendo grandes lazadas y llevando una impresionante caída a nuestra derecha que acongoja. Mejor no pensar en ella aunque a veces resulte inevitable.

Poco a poco vamos ganando altura y ya nos encontramos muy por encima de la cima del Pollux. Una vez alcanzamos la arista cimera sólo tenemos que seguirla y sin ninguna dificultad llegamos a la estrecha cima del Castor (4228 m.). Estamos muy contentos y nos felicitamos muy efusivamente. Quien nos diría ayer al mediodía que a estas horas de la mañana estaríamos aquí arriba. La cima es tan pequeña que en un momento la hemos colapsado, varias cordadas han subido desde el refugio Quintino Sella, realizando una travesía final a través de una arista muy fina y aérea, que desde aquí se ve preciosa.

Las vistas sobre el Monte Rosa, que se encuentra a nuestro lado, son espectaculares. Justo enfrente vemos el Pollux nuestro siguiente objetivo, la Punta (4106 m.), las diferentes cimas del Breithorn o el inconfundible Matterhorn o Cervino (4478 m.). Dado que no para de llegar gente, decidimos comenzar el descenso con el fin de dejarles un poco de espacio. Bajamos por la misma huella que hemos hecho al subir y dada la cantidad de cordadas que suben, nos vemos obligados a salirnos de la misma para dejarles paso y una de ellas, casualmente, es la formada por el trío que hemos ayudado en el incidente del glaciar. Por cierto, la mujer que ha caído en la grieta nos saluda sonriente. Con menos esfuerzo y mucho más rápidos que al subir, deshacemos el camino y llegamos hasta el collado.

Descendemos por el Glaciar de Verra y rodeamos la mole del Pólux por su izquierda, dado que la vía que hemos decidido seguir esta justo al otro lado de donde estamos. La subida se realiza por terreno mixto, inicialmente por roca muy descompuesta y que nos obliga a quitarnos los crampones, para continuar por una arista fina, muy aérea, pero muy bonita  hasta la cima. El tramo de roca se hace bastante duro y penoso hasta que llegamos a una placa que está equipada con una cuerda fija y que nos da acceso a un corredor muy vertical pero con buenas presas y que también tiene instalada una cuerda fija.

Tenemos suerte porque apenas nos cruzamos con nadie, a primera hora seguro estaría muy transitado este corredor y se habrán originado grandes atascos. Una vez lo superamos llegamos a un pequeño plató donde nos encontramos con la imagen de una Virgen y donde nos volvemos a colocar los crampones. Ya sólo nos queda subir la preciosa arista que tenemos delante y a pesar de su inclinación 45/50º lo hacemos sin ninguna dificultad.

Estamos en la estrecha cima del Pollux (4092 m.), sin apenas ninguna posibilidad de movernos. Aprovechamos que hay dos personas en la cima para que nos saquen la foto de rigor y sin perder mucho tiempo, volvemos sobre nuestros pasos hasta que alcanzamos el pequeño plató donde se encuentra la estatua de la Virgen. Como no hemos podido estar mucho tiempo en la cima, nos detenemos aquí para admirar el paisaje que se ve espectacular. Tenemos una vista inmejorable hacia la subida del Castor, donde apreciamos claramente el ir y venir de la gente. Comemos, bebemos y volvemos a quitarnos los crampones para atravesar la zona de rocas.

 

Cuando nos disponemos a bajar por el corredor nos encontramos con un guía que lleva una pareja bastante inexperta y que nos ralentiza la marcha, no obstante a la primera oportunidad que tenemos los adelantamos y aceleramos el paso. Tenemos que darnos prisa puesto que el sol ya calienta mucho y las condiciones de la nieve del glaciar seguro han cambiado. Volvemos a colocarnos los crampones y comenzamos a descender por el glaciar y como ya intuíamos, las condiciones de la nieve han cambiado sensiblemente, por lo que extremamos las precauciones. Las grietas parecen más anchas que cuando hemos pasado esta mañana. Poco a poco y con mucha paciencia las vamos sorteando y después de algún momento de tensión llegamos hasta el refugio, donde aprovechamos para comer, beber y descansar un poco.

Todavía nos queda bajar hasta Saint Jacques donde nos esperan Marijo y Enara, por lo que decidimos ponernos en marcha. Bajamos la vertical cuesta apoyándonos en las cuerdas que están colocadas y salimos a la pedrera que bajamos con mayor rapidez de lo que la subimos ayer. Estamos en la entrada al glaciar y en lugar de cruzarlo, decidimos sortearlo por la morrena para no cometer el mismo error que ayer. Ya vemos el refugio de Mezzalama que es nuestro siguiente objetivo, al que llegamos con relativa facilidad. Nos lanzamos ladera abajo cruzándonos con gente que sube y pasando a otros muchos que bajan. Estamos en el Plan de Verra Superior y cada vez nos encontramos más cerca de nuestro objetivo, sólo nos queda bajar el bosque para llegar y antes de terminar de hacerlo nos encontramos con Marijo y Enara que salen a nuestro encuentro. El reencuentro es muy emotivo.

Nuestra última ascensión del verano en los Alpes ha merecido la pena, la experiencia ha sido tremendamente positiva y gratificante. Quizás el Castor y el Pollux no sean las cimas más altas, pero lo que está muy claro es que para nosotros siempre serán dos cimas míticas.

Ficha técnica

  • Ruta: Castor Desde el Refugio del Val d´Ayas
  • Fecha de ascenso:20 y 21/08/2012
  • Desnivel:1.731 m. + 826 m.
  • Ubicación:Alpes
  • Categorías : Crampones, Subida a pie
  • Dificultad:PD+
  • Graduación de la escalada en roca:III-
  • Graduación del corredor:45º
  • Tiempo acceso:3h.55´+ 4h.30´
  • Acceso:Desde el pueblo de Saint Jacques, Valle d´Ayas (Italia). 1.689 m.
  • Tiempo ascenso:11h.30´
  • Tiempo descenso:4h.30´
  • Características:Castor: Glaziar ibilbidea Val d´Ayas aterpetxetik. Azken malden batazbestekoa 30/50º. Pólux: Glaziar ibilbidea Val d´Ayas aterpetxetik. Igoera mixtoa arroketatik II soka tinkoak daudelarik eta elur ertz fin eta airezkotik 30/50º.
  • Material:Crampones, piolets, casco, cuerda y material de glaciar.
  • Época: Verano
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