Balaitús y el saco perdido
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Como preparación para la expedición del techo de Europa, el monte Elbrus, decidimos pasar un fin de semana en el Pirineo. Queríamos matar varios pájaros de un tiro: Por una parte, hacer grandes desniveles; por otro lado, acostumbrarnos a andar con mucho peso en la mochila; y, por último, pasar noche a cierta altura. La previsión del tiempo no era del todo buena y, además, pronto nos dimos cuenta de que en el Pirineo nada se planea con boli y papel. Al final, subimos al Balaitús por la brecha Latour, descendimos por la Gran Diagonal para pasar noche en el Abrigo Michaud; al día siguiente, subimos los picos de las Frondellas y descendimos por los lagos de Arriel.
(0') La intención a primera instancia era subir el monte Balaitús y bajar a Respomuso otra vez. Acampar a los pies de la Gran Facha, para subirlo al día siguiente. Tras pasar noche en el embalse de la Sarra, empezamos la subida hacia Respomuso. Un bonito y sencillo sendero caminando junto al rio Aguas Limpias que cada vez lo dejábamos más abajo. Un camino que nada tiene que envidiar al de Ordesa, para acceder a las gradas de Soaso, y con muchos menos turistas, ya que no es Parque Nacional. Pero, en invierno, se puede tornar algo peligroso, ya que suele haber peligro de aludes. Para ver más detalladamente la descripción de esta ruta que no tiene perdida alguna, podéis ver el artículo de la Gran Facha.
(2.5') Llevábamos bastante peso en la mochila, ya que portabamos una tienda de campaña, sacos de dormir, un camping gas, alguna cuerda auxiliar para la brecha Latour (hacia mucho que lo subí y no me acordaba de su dificultad) con unos arneses. Pero pese a la gran cantidad cosas innecesarias que llevábamos encima, nuestra progresión fue bastante rápida, ya que fisicamente no nos encontrabamos en mal estado. Un poco más arriba del refugio, justo en el cruce para ir hacia la Gran Facha o desviarnos hacia Balaitús, se encontraba una fuente que emanaba grandes chorros de agua gélida.
(4.5') Tras sudar la gota gorda, ya nos encontrábamos en la base de la brecha Latour. O eso creíamos, ya que nos desvíamos más de lo debido hacia las izquierda, y empezamos a subirla 10 metros por encima, subiendo desde una estrecha brecha que se abría en la pared de la izquierda y dejaba una caida muy aerea a su derecha, concretamente a la brecha original. Yo estaba intentando acordarme de si era el camino correcto, ya que cuando lo subí hace ya muchísimos años, tenía el recuerdo de que aquella brecha estaba llena de piedra suelta. Nos dimos cuenta tarde de nuestro error y decidimos proseguir, pensando que no sería tan peligroso. Hasta que llegamos a un punto que, por muy aereo que fuera, no había vuelta atrás. En un tramo, al tener la pared de la izquierda inclinación hacia la derecha, nos obligaba a pasar en cuclillas, pero quitándonos las mochilas de la espalda, ya que sino no entrábamos. Y así hicimos. Hasta que al final conseguimos pasar, llegar hasta el final y darnos cuenta de que estabamos casi a la altura del final de la brecha Latour. Casi, ya que estabamos 5 metros más altos y no había más remedio que destrepar.
(5') En este punto, decidimos bajar las mochilas con la cuerda y nosotros destreparlo sin peso. Así, sin grandes complicaciones, conseguimos bajar el pequeño resalte y ya estábamos dispuestos a subir un pequeño paso de IV de unos 5 metros de altura (opcional, ya que la vía normal se coge más abajo), alejado de las clavijas que es la subida original (II+). Veíamos que el cielo se estaba nublando y parecía que pronto iba a empezar a llover. Decidimos darnos más prisa. Subí el primero, monté la reunión y aseguré a mi primo. Cuando él también estaba arriba, de pronto, subiendo por la brecha, apareció una pareja desorientada, que habían perdido el paso de las clavijas y nos pidieron ayuda para subir la pared. Ya que tenía montada la reunión, decidí echarles el arnés de mi primo y le dije a él que hiciese cima sin mí, ya que no teníamos mucho tiempo antes de que empezase a llover y, además, yo ya había hecho esta cumbre anteriormente. Para cuando la pareja consiguió subir, mi primo ya había hecho cumbre. La pareja me dijo que bajarían desde la Gran Diagonal, ya que no se atrevían a bajar por el mismo sitio. Caminé junto a ellos hasta encontrarme con mi primo, que ya venía de vuelta.
(6') Rapelamos otra vez al mismo punto. Estábamos en el punto más alto de la brecha Latour y sólo nos quedaba destrepar el pedregal de la brecha. Cuando me disponía a guardar la cuerda y el arnés, de pronto, vi como empezó a rodar mi saco. Poco a poco se fue alejando de mí hasta que, muy cuidadosamente, se desplomó brecha abajo, hacia el otro lado del valle, al glaciar de las Frondellas. Yo y mi primo nos quedamos boquiabiertos. No dijimos una palabra en segundos. Nos miramos el uno al otro y nos dimos cuenta de la cagada que acababa de cometer. El saco que valía unos 400 euros se me había desplomado 400 metros monte abajo. Tras metidarlo un tiempo, decidimos bajar por la Gran Diagonal, cambiar drásticamente nuestros planes, e intentar buscar el Abrigo Michaud que habíamos oido hablar de él. Así pues, yo que pensaba que aquel día no iba a subir el Balaitús, al final lo hice. Volvimos a subir la pared de IV, y justo antes de llegar a la cumbre, nos empezó a llover. No sólo eso, ya que la lluvia pronto se convirtió en granizo.
(7') Hicimos cima tras un pequeña odisea, pero aún nos faltaba la otra mitad de la jornada, que era destrepar la Gran Diagonal (II) sobre priedra mojada, encontrar el Abrigo Michaud (una cueva para vivac-ear a 2.722 metros de altura) y encontrar, como no, el saco que cayó al glaciar de las Frondellas. Así pues, empezamos a descender, y tras pasar algo de miedo sobre piedra muy mojada, resbaladiza y peligrosa, cuando llegamos a la base de la diagonal, nos tranquilizamos un poco y descansamos los músculos que los teníamos completamente agarrotados.
(8') Había dejado de llover y lo primero, antes de nada, era encontrar la cueva para dejar las pesadas mochilas y salir en busca del saco perdido. Parece ser que descendimos demasiado, ya que según los planos, lo habíamos dejado a más altitud. Más abajo, a lo lejos, vislumbramos a dos personas. Mi primo salió corriendo a por ellos para preguntarles dónde se ubicaba la cavidad. Descendió 100 metros más a menos hasta encontrarse con ellos, y tras intentar entenderse en algún idioma inventado, mi primo volvió y parecía saber dónde estaba el objetivo. Tras otra media hora de subida, allí la encontramos.
(9') Dejamos la carga en la cueva y salimos en busca del saco y, de paso, de agua. Hay que recordar que a partir del refugio de Respomuso, no hay muchos sitios donde coger agua. Caminamos hacia el glaciar de las Frondellas sin grandes esperanzas. Pero tras caminar media hora sobre nieve hacia la brecha, de pronto vimos una mancha roja oculta entre unas piedras. Me di cuenta de que era el saco y que estaba en perfectas codiciones. Mi grito de satisfacción inundó el valle y mi primo y yo nos fundimos en un sincero abrazo. Aquello fue lo mejor que os había pasado en el día. Llenos de satisfacción, volvimos tras nuestros pasos, encontramos un pequeño riachuelo donde coger agua, y volvimos a nuestra particular morada. El día nos había castigado duramente con el incidente del saco y con el tiempo adverso que duró hasta el descenso de la Gran Diagonal, pero ahora se habían vuelto a iluminar nuestras esperanzas. Teníamos ganas de seguir y decidimos que al día siguiente iriamos a por las Frondellas.
(10.30') Contemplamos unas preciosas vistas desde el balcón de nuestra casa. Pusimos a secar la ropa, hicimos la cena y no tardamos mucho en irnos a dormir. Y, cómo no, nos fuimos muy satisfechos.
(0') Nos despertamos, desayunamos y veíamos que iba a ser un gran día para hacer cumbre. Caminamos hasta el valle completamete pedregoso desde donde se accede a las cumbres de las Frondellas, y desde donde se ven los lagos de Arriel al fondo. Tras subir el gran pedregal, dicidimos dejar ahí mismo las mochilas. Subimos a la Frondella Central y Oriental (I+) y volvimos a bajar para volver a subir hacia la Frondella Occidental (II).
(4') Una vez en la mochilas, sólo nos quedaba descender por el cansino camino pedregoso hasta llegar a los lagos de Arriel. Desde allí, sólo tenemos que seguir el camino hasta llegar a la ruta que utilizamos el día anterior para subir al refugio de Respomuso (justo en un desvío que vimos en la subida, donde había un cartel que indicaba: Lagos de Arriel).
(8') Tras una buena caminata y una grandísima experiencia que nos podría haber costado muy caro, nos sentimos algo más preparados para ir al Elbrus. Sólo que allí no me podría permitir el lujo de tirar el saco barranco abajo.
Ficha técnica
- Ruta: Balaitús Brecha Latour
- Desnivel:1800 m.
- Ubicación:Pirineos
- Categoría : Subida a pie
- Dificultad:PD (AD- opcional (un pasito de IV))
- Graduación de la escalada en roca:II+
- Acceso:1 km. de carretera + 4 km. de pista asfaltada desde Sallent de Gállego. Embalse de la Sarra (1438 m.)
- Tiempo ascenso:2 días
- Características:Subida al Balaitús desde la brecha Latour (II+, IV opcional).
- Material:Cuerda auxiliar opcional.
- Época: Verano, Otoño
- VER FICHA COMPLETA
Ficha técnica
- Ruta: Frondella Central Por los lagos de Arriel
- Desnivel:1.621 m.
- Ubicación:Pirineos
- Categoría : Subida a pie
- Dificultad:PD- (max.II)
- Acceso:1 km. de carretera + 4 km. de pista asfaltada desde Sallent de Gállego. Embalse de la Sarra (1438 m.)
- Tiempo ascenso:2 días
- Características:Subida al Balaitús desde la brecha Latour (II+, IV opcional), descender por la Gran Diagonal (II, II+ opcional), pasar noche en el Abrigo Michaud y, por último, asceder a los tres picos principales de las Frondiellas (II).
- Material:Saco y una cuerda auxiliar.
- Época: Verano
- VER FICHA COMPLETA