Tour del Mont Blanc - Etapa 3

Escrito por Capra Alpina.

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Tercera etapa.

Refugio Mottets-Courmayeur.

El despertador ha sonado muy temprano, todos estamos muy cómodos dentro del saco de dormir y nadie hace ninguna mención de levantarse. La gente anda de un lado al otro en una actividad frenética, por fin nos decidimos a levantarnos, tenemos que ir a desayunar al comedor del refugio y no queremos llegar tarde. El desayuno que nos sirven tiene buena pinta además de abundante, pero una vez acabamos con nuestro pan y mantequilla, nos apropiamos de lo que han dejado nuestros compañeros de mesa, seguro nos vendrá bien en nuestra caminata.

Con el estómago lleno nos colocamos las mochilas en la espalda y para cuando nos damos cuenta ya estamos andando cuesta arriba y menuda cuesta. El día está muy triste y hace mucho frío, a pesar de que nos calentamos cuesta arriba no podemos detenernos por cuanto que nos enfriaríamos rápidamente. La niebla también está presente pero por lo menos no nos llueve. Después de un comienzo brutal la pendiente se va suavizando, llegando sin ninguna dificultad al collado de Seigne (2516 m.), frontera entre Francia e Italia. Es curioso, en el suelo está hecha una línea recta con piedras a modo de línea divisoria, además hay una tabla de orientación ciertamente peculiar que en lugar de indicar el nombre de los innumerables picos y glaciares, indica la dirección y distancia a lugares como Bombay, Casablanca o Valencia. Muy típico de los Italianos. Ciertamente no se que les interesara a los que por aquí transitan estos datos.

Nos hemos vuelto a juntar todos y aprovechamos para sacar unas fotos. Comenzamos el descenso a través del valle Lex Blanche en busca del refugio de Elisabetta Soldini, que se encuentra justo debajo de las Agujas de Tré la Tête.

Ha salido el sol y además calienta por lo que nos vemos en la necesidad de quitarnos algo de ropa. Llegamos a la altura de unas casas, especie de balcón sobre el lago Combal, hoy parcialmente extinguido. Enfrente vemos la impresionante barrera que forma la morrena del Glaciar de Miage y que unos días antes hemos cruzado para ascender al Mont Blanc. Se ven cerca pero aquí las cosas no son lo que parecen necesitando mucho tiempo para llegar hasta el otro extremo. Nos encontramos con mucha gente y no es de extrañar, Val Veny se encuentra muy cerca y el lugar es como para dejar con la boca abierta a cualquiera.

Una pista sale hacia nuestra derecha en claro sentido ascendente y tenemos que continuar por ella, es nuestro camino. El grupo se vuelve a separar y cada uno intenta ir a su ritmo pero todos conseguimos llegar hasta el collado de 2.400 metros, desde el cual las vistas son impresionantes hacia los Glaciares de Miage y de la Brenva, así como al Dent du Geant, Grandes Jorasses, Aguja de Bionassay y como no el gran Mont Blanc. Hemos pasado cerca de un pequeño lago, repleto de gente, y vamos en claro descenso hasta el collado de Chécroui (1916 m.) donde hay un par de restaurantes y en invierno los esquiadores llegan utilizando los telesillas. Ahora es verano y a pesar de que no hay nieve hay muchísima gente, casi todos por cierto sentados en las mesas comiendo y bebiendo, un día muy adecuado para ello.

El telesilla está en marcha, es por eso que no es de extrañar haya tanta gente en este lugar, nos acercamos a preguntar que nos costaría bajar en él a los siete. Nos han asustado, ¿tendremos cara de ricos? Sin otra opción nos vemos obligados a descender por las empinadas pistas, si ahora estuviera nevado y pudiera disponer de unos esquíes menuda gozada sería bajar por aquí. Dejo de soñar y pongo todos mis sentidos en bajar la impresionante cuesta. Pese a que vamos bajando nos ha costado llegar a la estación de esquí de Chécroui (1697 m.). El sol nos aprieta de lo lindo, llevamos unas cuantas horas de caminata y las mochilas cada vez nos pesan más. Una bonita fuente nos proporciona agua fresca que bebemos con ansiedad y continuamos con nuestro descenso, Courmayeur está lejos todavía.

Caminamos por una pista de tierra de la cual se levanta polvo cada vez que damos un paso y nos adentramos en un bosque oscuro que nos da la sensación de que no tiene salida alguna. Cuando ya parece que estamos perdidos salimos del bosque y nos encontramos a la entrada del pueblo de Dolonne. Courmayeur lo tenemos enfrente, lástima que ahora tengamos que subir para llegar a él. Hemos preguntado en un hotel la posibilidad de dormir pero nos ha parecido exageradamente caro y decidimos continuar hasta Courmayeur. Una vez más nos colocamos nuestras pesadas mochilas a la espalda y continuando por carretera llegamos por fin. Ion y Garazi van en busca de algún sitio donde podamos dormir, cosa que consiguen, no es nada del otro mundo pero tampoco necesitamos mucho más que una cama y una buena ducha y lo mejor de todo, es barato.

Nos hemos duchado y cambiado de ropa, de verdad que lo necesitábamos. Salimos a conocer el pueblo además de beber alguna cerveza y comprar algo de comida. Ha llegado la hora de cenar y dado que estamos en tierras Italianas que menos que comernos unas buenas pizzas. Entramos en una pequeña pizzería, todavía es temprano pero como tenemos hambre, somos los primeros en sentarnos. En un abrir y cerrar de ojos vemos que el local se ha abarrotado y hasta en la calle hay gente haciendo cola, no parece que hayamos elegido mal el sitio. Las pizzas salen de las fuentes y en la mesa apenas hay sitio para dejarlas, ¿Seremos capaces de acabarlas? Alguno no puede pero la mayoría no deja ni las migas. Unai nos comunica su intención de abandonar el Tour y la cena se convierte en una despedida. Es una verdadera pena pero no hay nada que hacer, ya ha tomado su decisión y no tiene vuelta atrás. Para ser sincero notaremos mucho su ausencia, especialmente yo.